La Mata volvió a dar la bienvenida a la primavera con la llegada del Onso. Una peculiar fiesta que se recuperó al 2007 y que va a más. Cada año, más gente se acerca hasta la localidad para ver como llega el extraño ser desde las montañas y para disfrutar de como los vecinos abren sus bodegas invitando a comer y beber. Además, este año sería especial.

El ayuntamiento de La Mata acogió con mucha expectación la presentación del libro ‘El Onso y Carnestoltes de Mata’. Un trabajo desarrollado por Kassim Carceller que ha contado con la colaboración de varios testigos para poder hacer un repaso a la historia de esta celebración. También añade datos sobre otras festividades que se hacían antiguamente, como los bureos o el carnaval. Mucha gente no se perdió esta presentación y aprovecharon para adquirir el libro y que el autor se lo firmara. Una publicación que lleva mucho trabajo a sus espaldas para recuperar el patrimonio local.

Poco después de la presentación, el Onso volvería a las calles de Mata. Un juglar sería el encargado de anunciar su llegada. A continuación, el extraño oso reuniría, con una indumentaria diferente a otras ediciones. Esta es una celebración ancestral que todavía se conserva en algunos pueblos de los Pirineos y que en La Mata se recuperó recientemente después de más de cincuenta años de oscuro silencio.

El Onso iba como siempre atado con unas cuerdas que sujetan unas diableres. Estas difícilmente lo pueden retener como consecuencia de su fuerza descomunal. El pasacalle se completaría con los cazadores, un grupo de antorchas, un pastor y una pandilla de dulzanieros y tabaleteros. Todos estos personajes recorrieron el pueblo durante tres horas organizando una gran fiesta.

La gente de LaMata se unía a la celebración sacando las mesas en la calle con productos de la matanza del cerdo, cocas hechas a casa y bebidas de la tierra como el vino de nuevos o el patxaran, y lo ofrecieron como recompensa por haber cazado el oso y a todos los que visitaron el pueblo. En tiempos antiguos, la captura de la Onso representaba el fin del invierno, la llegada del buen tiempo y la época de la abundancia: la primavera, periodo por excelencia de prosperidad en el que estamos inmersos desde hace varias semanas.