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San Vicente obró un peculiar milagro en Morella

El lunes de San Vicente cierra las Pascuas en la Comunidad Valenciana. Del paso de San Vicente Ferrer por la ciudad de Morella quedan muchas huellas y mucha literatura. San Vicente Ferrer predicó en Morella en varias ocasiones. Como en todos los lugares, su parlamento fue seguido por miles de personas, y algunas de sus palabras las ha repetido la tradición oral hasta nuestros días. Así, por ejemplo, en el mismo lugar de uno de sus sermones, la fuente ahora llamada de San Vicente, en 1410 afirmó: “lo que digo es tan cierto como que nunca dejará de brotar agua en este manantial”… Y de momento ha sido cierto. En tiempo de abundancia y también en tiempo de sequía, la fuente sigue brotando, aunque cómo en muchas de todo el término municipal, se recomienda no beber de la misma. .

Por otra parte, en la calle Virgen de Vallivana, una estampa recuerda uno de los milagros que obró el santo valenciano en Morella. La cerámica cuenta cómo en esta casa, en una de las visitas del padre Vicente, una mujer, enferma de mente, quiso ofrecer al santo lo mejor que tenía para comer. Lo mejor que tenía era su hijo de pocos meses, y lo guisó para él. San Vicente se dio cuenta y obró el milagro de recuperar la vida del infante. Sólo le faltaba una puntita de dedo que la madre se comió al probar si el guiso estaba bueno.

En la ciudad de Morella, y en toda la comarca dels Ports, es el lunes de San Vicente cuando se comen las últimas “roscas”. Las familias, o las cuadrillas de amigos se vuelven a juntar para salir al campo, en alguno de los numerosos parajes que se encuentran no muy alejados de los cascos urbanos, para merendar esas típicas “rosques” como punto y final de las vacaciones.