Cada vez más gente se anima a pasar las últimas y las primeras horas del año en Morella. La capital dels Ports se ha convertido en un destino clave para la Nochevieja, tanto por parte de grupos de amigos como por parejas jóvenes. Los hoteles y las casas rurales suelen rondar el 100% de ocupación en estas fechas y los restaurantes no dejan de trabajar para ofrecer menús especiales en sus locales como también, de forma creciente, para llevar. Aunque se suele dar paso al año nuevo en privado, no falta quien se acerca a escuchar las campanas de la iglesia arciprestal. Además, en Morella, se conserva la tradición de celebrar, el último día del año, el “Dia de l’home dels Nassos” (el hombre “de las narices”). ¡No dudes en preguntar en qué consiste!
. Morella, todo el año
El invierno de Morella trae la nieve. El paisaje del interior de Castellón se pinta de blanco en reiteradas ocasiones, siendo un atractivo difícil de rechazar por el turismo. El fin de semana más próximo al 17 de enero es el de la celebración del San Antonio, una fiesta medieval del fuego que conserva atractivos como el encendido de una hoguera y la representación teatral de la vida del santo. El invierno morellano también trae la trufa, imprescindible en la gastronomia morellana y que propicia menús especiales en los restaurantes. Los carnavales en Morella se celebran una semana después de su fecha oficial, así que puedes celebrar dos fiestas de los disfraces cada año si te acercas a la ciudad enmurallada.
La primavera es época de romerias, en las que se cumple con las promesas de peregrinar hacia ermitas y santuarios a cambio de que el cielo regale un tiempo óptimo para las cosechas. Hay decenas de citas repartidas por todo el término, pero destaca la de Vallivana, el primer sábado de mayo. La primavera también trae consigo la Semana Santa, época destacada para el turismo, ya que habitualmente empieza el buen tiempo y el campo invita a salir a visitarlo. También hay procesiones, entre las que destaca sobremanera la del Jueves Santo. En ella se sacan en procesión, entre el fuego y la luz de cirios, representaciones de los elementos físicos que acompañaron a Jesús en sus últimas horas de vida. No se conoce otra procesión igual en todo el mundo.
El mes de máxima actividad en Morella es el agosto. Se suceden semanas temáticas en las que todos tienen cabida. Los más pequeños con la “Semana de la Juventud”, a principios de mes, los aficionados a la cultura en el “Agosto Cultural”, en la segunda semana, con el imprescindible Festival Internacional de Música o los más taurinos con “los toros”, que empiezan el domingo posterior al 15 de agosto y que honoran a San Roque. Encierros, corros de vacas o embolados no faltan ni por el día ni por la noche. Esa semana de fiestas patronales también tiene otras actividades para los menos aficionados a los toros.
El verano se cierra con la Feria de Morella, cita que se repite en el segundo fin de semana de septiembre desde que Jaime I la autorizara en el siglo XIII y que es toda una referencia para la ganaderia en particular y para el sector comercial en general.
El otoño invita de nuevo a salir a la naturaleza a disfrutar de los colores ocres de la temporada. Es también tiempo de setas, y de caza que de nuevo se ofrecen en forma de menús especiales en los restaurantes donde estos hongos estan hasta en los postres.
. Y sólo cada seis años…
El ciclo festivo de Morella se completa con el Sexenni, su celebración más emblemática. Las calles se adornan con motivos tapizados en un colorido papel rizado y numerosas danzas animan las calles.El año antes el confeti es el protagonista de l’Anunci.
La próxima cita con l’Anunci será en 2017 y el posterior Sexenni llegará en 2018. Ambas citas son siempre a finales del mes de agosto