Cada fiesta, cada celebración, cada época del año tiene en Morella y comarca su gastronomía marcada. La tradición, la cultura, las costumbres, en definitiva, toda una serie de valores y relaciones sociales hacen que la ciudad de Morella paso a la posteridad por las generaciones futuras. Estamos a Semana Santa, y la capital de los Puertos ya ha empezado con las actividades religiosas y culturales. En el mismo sentido, la gastronomía, es uno de los factores más característicos para complementar la tradición cultural. Es por eso, que todos los comercios, se están preparando por las vacaciones de Pascua, aumentando la cantidad de los diferentes productos típicos.
Sólo hay que hacer un golpe de vista a las pastelerías de Morella, donde los escaparates están pintados de varios colores, debido a las variedades de formas de roscas de Pascua. Las chimeneas de los hornos de las pastelerías no paran de humear, dejando una oloreta muy apetitosa.
La tradición hace que los diferentes padrinos compran la rosca a los niños año tras año. Aquí en Morella hay dos tipos de roscas: las saladas y las dulces.
Las roscas dulces son tortades, normalmente de almendra, cubierta de chocolate, mantequilla, nata, trufa o crema. Ahora está mucho moda, poner encima de la 
torcida una figureta de plástico, que representan los personajes o héroes de los cómicos y dibujos de la tele. Pero las dulces con más tradición sueño las que se hacen con pasta de pan quemado, azucarado con peladillas y con huevos duros.
No obstante, las que todavía se hacen casi en todas las casas para las meriendas de Pascua son las saladas. Son roscas tapadas, rellenadas con productos que estaban a todos los cortijos. Lomo, longanizas, pimentons, huevos duros… Ahora hay pastelerías que hacen también estas empanadas de tomate y atún, o espinacas. Antes estas roscas eran comidas que únicamente se podían degustar a Pascua; ahora algunos hornos las hacen todo el año.