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La transhumancia ganadera tiene una larga tradición histórica en Aragón y Castellón

La transhumancia ganadera es tan antigua como el desplazamiento que el hombre hacía con las pocas cosas que tenía y los ganados que cuidaba. Más tarde, el hombre se asentaría, buscando lugares donde el agua estuviera cerca y la tierra fuera más o menos fértil para establecerse con su familia y sus animales. Pero no dejaría de moverse.

En determinadas épocas del año, los pastos escasean, suben las temperaturas y bajan las precipitaciones. La hierba desaparece y el ganado está abocado a pasar hambre si no se buscan alternativas más frescas y mejores pastos. Una situación que ha llegado hasta nuestros días. Así pervive la transhumància en muchas explotaciones.

En años como el actual, en el que la sequía está azotando en las comarcas de Castelló, todavía es más necesaria. En Ares del Maestrat, los propietarios del cortijo Tosca, acompañados de ayudantes otras explotaciones de la zona, recorren estos días el trayecto que los separa de Valdelinares donde dejan a sus vacas, terneros y algunos sementales hasta octubre. En el primer viaje han traído unos 150-160 animales. La semana que viene realizarán una nueva expedición para completar los trescientos ejemplares vacunos que cambian de provincia por unos meses.
En total, completan con sus animales unos sesenta kilómetros en tres jornadas. Parten desde su propio cortijo hasta el del Viento en Vilafranca, pasando por las Fuentes del Llosar, siguen hasta cerca de Mosquerola y acaban a Valdelinares.

Enrique Ferrando es el ganadero que está celebrando en esta segunda quincena de junio su transhumància “lo venimos haciendo desde hace unos trece años, traemos ahora las vacas entre el 15 y el 20 de junio y las traemos de vuelta en octubre”. El objetivo principal es que los animales estén de la mejor forma posible y no los falte comer. “Las temperaturas cambian mucho nuestra zona a Valdelinares en verano y allí tienen más pace, además de que así, durante los cercanos tres meses dejamos que descansen nuestros pastos” apuntaba Ferrando. El motivo de hacer el camino en tres días tiene su explicación “los animales así están más tranquilos y es más fácil completar el recorrido” indicaba el ganadero.

Por otro lado, respecto a la sequía que está sufriendo Els Ports, Ferrando afirmaba que “es un año muy flojo, aquí estamos muy apurados, mientras que a los puntos donde dejamos las vacas la situación está mucho mejor”. De esta forma, con el traslado, se aseguran que los animales estarán en las mejores condiciones para crecer, así como algunas para parir. La dificultad principal que se encuentran son los vehículos “por eso necesitamos ayuda, en la zona del Llosar. Hay que parar a los coches porque podamos pasar sin problemas”. Todo un espectáculo que muchos curiosos tampoco se pierden al paso por varias localidades.

La transhumancia ganadera tiene una larga tradición histórica en Aragón y en las comarcas del norte de Castelló. Sobre este tema, la ruta del Llosar, que están completando los propietarios del cortijo Tosca, es una de las más se utiliza en la actualidad para conducir ganados desde puntos del Alt Maestrat, el Baix Maestrat y Els Ports hasta las tierras altas de las Sierras del Maestrazgo y puntos como Valdelinares o Fortanete.