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La rehabilitación de la muralla derruida por las lluvias recupera fragmentos del antiguo lienzo moro

Hace justo un año Morella vivía una de las nevadas más fuertes que se recuerdan de los últimos años consiguiendo en algunos puntos hasta cincuenta centímetros. Un capítulo meteorológico que días después sería uno de los factores del derrumbe de un nuevo tramo de muralla de la localidad, que se unió al registrado en agosto de 2012, dejando un gran agujero de treinta metros entre la Puerta Ferrisa y la Torre del Panto.

La delicada situación del lienzo obligó en el Gobierno de España a declarar de urgencia la obra. Para facilitar los trabajos, al ser en la misma zona y porque se había iniciado una primera fase, juntaría los dos proyectos con un presupuesto total de 1,2 millones de euros afrontándose los trabajos de forma íntegra como solicitó el consistorio morellano.

A día de hoy, la nueva muralla restaurada ya es una realidad a falta de una presentación oficial. El grupo Secopsa cumplió las previsiones iniciales y a finales de año tenía prácticamente ejecutadas las partes más importantes. De todos modos, continúa la supervisión y esta última semana los técnicos han sido revisando diferentes grietas del conjunto.

Las fases iniciales en el aspecto arqueológico, descubrirían diferentes restos. Entre los hallazgos, una parte de muralla mora que se ha resaltado en el acabado de las obras porque pueda ser visualizada por los visitantes en un nuevo espacio del Castillo. También se consolidó la base para intentar evitar futuros desprendimientos instalando una serie de apuntalamientos. 
Entre los puntos destacados de los trabajos estuvo “compactar el firme y recalcar los fundamentos, así como encontrar una solución conjunta con la muralla histórica, mejorando el drenaje porque el agua y la nieve no puedan empujar de nuevo este lienzo horizontalmente” como explicaba al inicio de la obra el subdirector del Instituto de Patrimonio Cultural de España, Alfonso Muñoz.

Con estas premisas, los últimos meses se ha ido levantando la nueva muralla. Para lo cual, han utilizado el que se conoce como tapia de hormigón de cal para intentar imitar la antigua. En la parte exterior en el Castillo, han quedado una especie de placas que con el paso de los años se espera que adopten una tonalidad más ajustada al conjunto histórico, aunque es un punto que prácticamente no se ve al estar tapado por los pinos del Paseo de la Alameda.

Por otro lado, desde el ayuntamiento se ha tratado con la empresa un proyecto de evacuación de aguas del que se espera empezar su ejecución este mes de marzo. El objetivo es poder acumular el agua cuando llueve o nieve y canalizarla hasta el antiguo depósito de agua situado junto al Espacio Ferial para así poder aprovecharla principalmente para regadío.