El frío no es un inconveniente para que el Carnaval de Morella sea uno de los más participativos que se celebran en el interior norte de la província de Castellón. Incluso se ha llegado a celebrar en diversas ocasiones en los últimos años bajo la nieve. Desde hace más de dos décadas, una fiesta que no contava con gran afición ha llegado a convertirse en la gran cita anual con la más loca diversión. Centenares de personas se unen a los morellanos cada año en una fiesta que tiene como principal característica un animado desorden. Al no haber comparsas y primar la espontaneidad, todo el mundo es bienvenido y nadie se siente extraño aún introduciéndose de pleno en el corazón de la fiesta.
Tal vez no consigas descifrar algunos de los disfraces. No te preocupes, ya que la actualidad local o las costumbres y tradiciones propias de Morella suelen quedar retratadas en los disfraces, por lo que 
no dudes en preguntar si tienes la curiosidad. Elementos del Sexenni, de las fiestas de agosto, del Corpus, del Sant Antoni son temas recurrentes.
Otra de las características que han hecho único el Carnaval de Morella es el hecho de celebrarse ya en la Cuaresma [1], lo que se decidió hace años para evitar la competencia del renombrado Carnaval de Vinaròs. Esto permite que, en un año, se puedan disfrutar de dos Carnavales e, incluso, reaprovechar el disfraz para una doble fiesta. El hecho de evitar la competencia ha hecho crecer espectacularme la participación de visitantes, sobretodo de jóvenes que disfrutan de la fiesta de los disfraces en su localidad y, la semana siguiente, aprovechan para continuar la fiesta en Morella.
Tras el desfile, a las 20h, los grupos de amigos suelen ir a cenar juntos para, posteriormente, repartirse por los diferentes locales de ocio o en la concurrida orquesta en los porches. Y antes, por la tarde, son los niños los que disfrutan de los disfraces y también de una dulce merienda.