Catí ha cumplido este fin de semana con su visita anual en Sant Pere de Castellfort. Como cada año en el mes de mayo, centenares de personas han hecho el largo recorrido que une la población de Catí con la ermita del apóstol Sant Pere, en el término de Castellfort. La ermita de Sant Pere es una de las más antiguas de la provincia de Castellón.

Por la mañana se salía de Catí con parada en l’Avellà y en la Llàcua se hacía la comida para proseguir el camino hasta llegar a Sant Pere de Castellfort sobre las 8 de la tarde. Unos metros antes de llegar a La Llàcua pasarían las más de 100 caballerías y se reanudaria la procesión con los cánticos. El cura Rafael García traía a sus manos la imagen de Sant Pere.

Pablo Roig, Secretario de la Asociación de la Rogativa además de Diputado de Juventud de Castellón, hacía una valoraba positivamente la evolución de la jornada.
La Rogativa de Catí a Sant Pere de Castellfort se organiza por mediación de la Asociación de la Rogativa, que se encarga de coordinar todos los detalles.

. 692 años
Una rogativa que hace 692 años que se celebra de manera ininterrumpida. Las Rogativas nacían hace tantos años con la intención de pedir y dar gracias a los Santos, hecho que hoy en día quizás también es imprescindible.

Todo lo que rodea a esta Rogativa de Sant Pere de Castellfort tiene su magia y encanto. La llegada a La Llàcua, en Sant Pere en la tarde-noche y como no, el domingo en Catí con la entrada con antorchas.



La Llàcua sería el lugar donde, una vez acabada la celebración religiosa en la pequeña iglesia y donde se dejaría la imagen de Sant Pere durante la estancia en la aldea, se repondrían fuerzas con la comida. Después, continuaría el camino para subir en Sant Pere de Castellfort.